El barrio de San Bruno en Xalapa, es una publicación que pongo a su disposición a partir del mes de Septiembre del 2012, con la intención de dar a conocer la riqueza social, cultural e histórica que el barrio de San Bruno brinda no sólo a la Ciudad de Xalapa, sino a todo el estado de Veracruz..
Mención aparte merece la extinta Fábrica de San Bruno, donde se dieron toda una serie de hechos sociales, en los que hoy por hoy constituyen nuestro máximo legado histórico que dieron nuestros obreros textiles; por pocos conocida y ocultada por los intereses trastocados.

martes, 25 de noviembre de 2014

Una breve historia de San Bruno


Mtra. Olivia Domínguez Pérez[1]

Antiguo Casco de la Fábrica de San Bruno. 
En la entidad veracruzana, la industria textil se desarrolló principalmente en el valle de Orizaba y en la región de Xalapa gracias a la política económica que establecieron los liberales a lo largo del siglo XX  y la fundación del Banco de Avío en 1830.

En 1837 se unieron los comerciantes xalapeños y pronto aparecieron las primeras  fábricas: La Industria Xalapeña, La Bella Unión Xalapeña, La Victoria  y La Libertad, esta última fue establecida en 1841 por el comerciante naolinqueño Bernardo Sayago en los terrenos de la hacienda Molino de San Roque o de la Pedreguera: “[La] hacienda había sido fundada desde principios del siglo XVIII por el capitán don José Antonio de la Pedreguera, bajo el nombre de Molino de San Roque.”[2] Durante el siglo decimonónico tuvo varios dueños, pasando por las familias Aburto y Oronóz hasta los Díaz de la Serna y Herrera, operación protocolizada conjuntamente con Santiago Condón quienes lograron instalar la Fábrica de El Molino y al siguiente año disolvieron la sociedad quedando como único dueño Bernardo Sayago en 1842.

La factoría la “La Libertad” o también llamada “El Molino”, producía piezas de hilaza, “material que se utilizaba para la elaboración de cordeles, cordoncillos, pabilo, ceñidores, manta sencilla y doble ancho, telas estampadas, toallas, colchas de algodón y listados...”[3], producción que seguramente era consumida por artesanos que elaboraban artículos en telares manuales.

A la muerte de Sayago en 1880, las riendas de los negocios fueron tomadas por su hermano Antonio, quien seguramente tomó la decisión de vender la hacienda de El Molino y su fábrica a la familia Gómez Farías.  En 1889 el Molino de San Roque fue adquirido por Benito Gómez Farías, hijo del ilustre político liberal, Valentín Gómez Farías, quién decidió vender la factoría conservando la hacienda. La compañía Zaldo adquirió las instalaciones y  cambio el nombre de la Fábrica de El Molino a San Bruno en justo homenaje al Santo Patrono de los tejedores.
Bruno Zaldo Rivera

El fundador de la compañía fue el español Bruno Zaldo y Rivera, originario de  Pradoluengo, Provincia de Burgos, hombre de negocios que llegó a México en 1857 y formó un gran capital en el Puerto de Veracruz. En 1888 creó la sociedad en comandita, Zaldo Hermanos y Compañía estableciendo  oficinas en México. A su muerte en 1916, Bruno dejó su lugar a Anselmo Román Zaldo quién amplió sus inversiones en la rama textil, tabacalera y en la importación-exportación de productos elaborados en sus empresas, además de invertir en negocios bancarios.

La profunda crisis económica internacional en 1907, provocó fuertes dificultades financieras en el país y a nivel industrial la baja de la producción textil, el cierre de fábricas y conflictos obreros. Precisamente en San Bruno se gestó un fuerte movimiento contestario en 1908. En efecto, ese mismo año las huelgas de los textiles del valle de Orizaba lograron esparcir los aires de libertad a la región y debido a las pésimas condiciones de trabajo, los obreros se organizaron en la Unión Fraternal de Obreros. De inmediato solicitaron a los patrones reducir la jornada de trabajo a ocho horas diarias; la abolición al maltrato que se daba a los trabajadores; el aumento de salarios en los diferentes departamentos, tanto en el de preparación de hilados y tejidos como en los de acabados y peones de patio.5

Círculo Fraternal de Obreros de la Fábrica de San Bruno.

Las demandas que plantearon a la empresa no fueron aceptadas y decidieron, como medida de presión, emplazar a la huelga. El movimiento lo encabezó la directiva de la Unión que estaba encabezada por Regino Bonillas, Nicanor Ortíz, Manuel Platas y Ana María Hernández. Cuando la empresa se percató de las acciones que realizaba esta organización decidió cesar del trabajo a todos sus miembros, pero lejos de controlar el conflicto apresuró el estallido de la huelga. La empresa se mostró intransigente en todo momento y la huelga duró alrededor de seis meses, durante los cuales se logró la solidaridad política y económica de los trabajadores de las otras fábricas de la zona xalapeña y de diversas poblaciones del estado de Veracruz.6

Sin embargo, a pesar de la lucha que sostuvieron los obreros el movimiento no logró sus objetivos: los obreros fueron reprimidos duramente por las fuerzas federales y sus principales dirigentes fueron deportados a Quintana Roo. Con el desarrollo del movimiento armado de 1910 a 1917 la situación de los obreros textiles sufrió cambios y a lo largo de los años del proceso revolucionario lograron consolidar su organización y promover el Sindicato Emancipador Revolucionario de Obreros de San Bruno que se proponía dos objetivos claves: luchar por sus reivindicaciones económicas y organizar a los trabajadores asalariados de la zona. Esta labor dio pronto frutos y en 1918 se fundó el Sindicato de Obreros Progresistas de la Fábrica el Dique.


En el periodo de la post revolución los herederos reestructuraron de la compañía y se conocería como Zaldo Hermanos y Compañía Sucesores Sociedad en Comandita tomando las riendas Ángel Rivera, sobrino carnal de la familia Zaldo Rivera[4].

Afines de 1919 los obreros de San Bruno lograron convocar al Primer Congreso Obrero de la región constituyendo, al lado de las diferentes representaciones de las agrupaciones obreras, la Federación de Obreros de Xalapa bajo la dirección de Regino Bonillas,  primer Secretario General y miembro activo del Sindicato de San Bruno.7


La nueva organización obrera se incorporó el mismo año a la C.R.O.M., a la vez que forman la Cámara del Trabajo de Xalapa. Siguiendo los objetivos cromistas impulsaron la creación de comités agrarios en los poblados vecinos, así organizaron a los campesinos en las haciendas de Las Ánimas, Tezonapa, Almolonga y la Concepción; y en las poblaciones de Chiltoyac, Rafael Lucio, Naolinco y Banderilla. Estos comités agrarios solicitaron de inmediato dotaciones de tierra que poco a poco les fueron otorgadas. Así la actividad desplegada por el sindicato de San Bruno benefició a los campesinos de Xalapa y sus alrededores. El Secretario General, Regino Bonillas, encabezó una comisión de Obreros y campesinos para entrevistarse con el Gobernador del Estado y explicarle la procedencia campesina de los obreros y el proceso de acaparamiento de tierras que se había dado en la Hacienda del Molino de San Roque desde los primeros años del México Independiente, durante los cuales se entregaron tierras a varios personajes como pago por su participación en el movimiento armado de 1810.8

El 31 de enero de 1921, la Comisión de Obreros y Campesinos solicitó oficialmente las tierras del Molino de San Roque con una extensión de 498 hectáreas que pertenecían a María Luisa Gómez Farías de Dehesa y tierras de la hacienda de Lucas Martín, propiedad de Emilia Prusey Vda. de Jiménez, con 2,134 hectáreas. A pesar  de los argumentos de los propietarios para evitar la afectación, el gobernador Adalberto Tejeda dictaminó el 26 de octubre de 1921 que dotaba de 438 hectáreas tomadas proporcionalmente de las dos propiedades.9 Más adelante el 25 de octubre de 1923, el presidente Álvaro Obregón dio la resolución definitiva y restituyó 553 hectáreas, un poco más de las 438 que concedió el gobernador.10 Una pequeña parte se destino para edificar casas para los propios trabajadores siguiendo el camino entre el meridiano y la fábrica textil.

Diez años después el ejido de San Roque promovió una nueva dotación para beneficiar al poblado La Luz con una superficie de 73 hectáreas. En 1948, 32 personas que habitaban en el Barrio realizaron el trámite de la segunda ampliación de la zona urbanizada, en esta ocasión efectuaron su solicitud 15 ejidatarios y 11 personas vecinas del lugar.

En octubre de 1956, el sindicato solicitó la ampliación del ejido Molino de San Roque con objeto de construir una casa habitación para cada obrero. Así nació la Colonia Obrero-Campesina que se sumó  a las colonias que habían formado años antes en la antigua congregación: Ferrer Guardia y La Luz del Barrio.

El 29 de octubre de 1962, por resolución presidencial, se expropio al ejido Molino de San Roque 97 hectáreas para que se efectuara la ampliación del fundo legal de Xalapa.






[1] Investigadora del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales, Universidad Veracruzana/Directora del Archivo General del Estado de Veracruz.
[2]  Revista Jarocha, No. 2, 1959.
[3]  Domínguez Rendón, Francisco. Noticias Estadísticas de Xalapa en 1837., p.48.
5 Flores Villa, Pánfilo. Manuscrito inédito de un ex obrero textil de San Bruno; Xalapa, Ver., 1976
6 Flores Villa, Op. Cit., p. 2., Entrevista con el señor Heliodoro Hernández, ex obrero textil de San Bruno realizada en Puebla, Pue.
[4] Blázquez Domínguez, Carmen.  “Familia Zaldo Rivera” en Ludlow, Leonor, et al. 200 emprendedores mexicanos. La construcción de una nación. México, Imprenta Sigar, 2010, pp. 339-345.
7 Parra, Daniel. Sindicato de Obreros Progresistas del Dique, Xalapa, Ver., s.e. 1946, pp. 27-29.
8  Entrevista con el señor  Pánfilo Flores Villa, Xalapa, Ver., mayo 1976.
9  A.C.A.M. Exp. 141. Oficio 8388
10  A.C.A.M. Exp. 14.  Resolución Presidencial.

martes, 18 de noviembre de 2014

Junta Vecinal de la Fábrica de San Bruno: Coadyuvantes del INAH



Esteban de Jesús Aparicio Rentería
 
Asociación de Colonos del Barrio de San Bruno con el Arqueólogo José Antonio Contreras Ramírez.
En  entrevista con los diferentes medios de comunicación, el pasado lunes 17 del  presente mes, los  integrantes de la Asociación de Colonos del Barrio de San Bruno A.C. junto con el investigador del INAH Arqueólogo José Antonio Contreras Ramírez,  solicitaron a las autoridades el rescate y la preservación de la ex Fábrica de Textiles San Bruno.

El Arqueólogo subrayó que se trata de un edificio con un alto valor arqueológico que mucho ayudaría a entender la historia de Xalapa y que debe ser protegido con un uso regulado, por lo que llamó a todos los niveles de gobierno a implementar proyectos adecuados.“Ahora que hay proyectos de intervenir, se está obligando a que la intervención que se haga tiene que ser dentro de los lineamientos de construcción por ser un Monumento Histórico. Tenemos allí un asentamiento de orden arqueológico, prehispánico, no es tan simple como solamente una fábrica, tiene un gran arraigo desde los asentamientos más antiguos”, señaló. 

Enfatizó en que debe protegerse dicha instalación para que los especialistas tengan la posibilidad de continuar el estudio de los datos arqueológicos que pudieran ser hallados, “lo que corresponde al INAH es regular el uso que se le pueda dar, por ser monumento histórico no le pueden dar el uso que se les ocurra”.

Por su parte el  Lic. Julio César de Jesús Vásquez, Presidente de la Asociación dio a conocer que “nuestro único interés de los auténticos vecinos del barrio de San Bruno es el bienestar común, es apoyar un proyecto, como lo hemos hecho desde el principios, que beneficie a todos, somos respetuosos de la ley”.

También agregó que “valoramos mucho nuestro Monumento histórico de la Fábrica de San Bruno, desde el primer momento iniciamos los trámites para que se nos reconociera como órgano coadyuvante ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hemos esperado que se realicen los trámites legales, y al estar conformados como Junta Vecinal hacemos el reclamo para que se dé el rescate, cuidado y preservación del monumento histórico”.

Apuntó que “como integrantes de la asociación de colonos, hemos gestionado ante las autoridades municipales y federales el rescate del inmueble de la ex fábrica, hemos logrado que sea considerado un monumento histórico, una vez concluidos los trámites con los propietarios legales del inmueble, la fábrica debe pasar a manos del gobierno municipal para que se construya un centro recreativo, social, cultural y deportivo en beneficio de miles de habitantes de las colonias circundantes”.

Al final de la entrevista Julio César de Jesús Vásquez indicó que  la Asociación, la Junta Vecinal y los  vecinos del barrio, apoyamos dicha propuesta y manifestamos nuestro compromiso con todos los colonos para continuar en la lucha por recuperar espacios deportivos y culturales en beneficio de toda la comunidad.


lunes, 17 de noviembre de 2014

LA EX FÁBRICA TEXTIL DEL BARRIO DE SAN BRUNO.

LA EX FÁBRICA TEXTIL DEL BARRIO DE SAN BRUNO: ALGUNAS CONSIDERACIONES ARQUEOLÓGICAS DE SU IMPORTANCIA COMO PATRIMONIO HISTÓRICO INDUSTRIAL DE LA CIUDAD DE XALAPA.

Arqlgo. Octavio Alfredo Malpica Quintana


Arqlgo. Octavio Alfredo Malpica Quintana
“…Si la Arqueología es la ciencia que estudia al Hombre a través de los restos físicos de su actividad pasada, lo industrial también debe incluirse en dicha definición, ya que el pasado industrial es resultado de actividades humanas pretéritas[1]…”  

Éste artículo tiene como principal objetivo analizar una serie de planteamientos arqueológicos que permiten considerar al inmueble de la ex fábrica textil de San Bruno como una parte del casi exánime patrimonio histórico industrial presente en la ciudad de Xalapa y cuya trascendencia histórica es necesario señalar.
            Básicamente hay dos planteamientos en México sobre lo que se debe considerar como quehacer arqueológico[2]: uno que es el normativo y limita al Arqueólogo a investigar, conservar y difundir sólo los bienes muebles e inmuebles que fueron creados por culturas anteriores al establecimiento de la Nueva España. Y otro que es el académico porque en su devenir histórico las múltiples sociedades que han existido han dejado muestras de su existencia a través de sus restos materiales.         
En palabras del finado arqueólogo Jurgen Brüggermann, uno de los objetivos de la Arqueología es conocer una sociedad humana a partir del estudio inmediato y directo de los restos materiales dejados por los múltiples grupos humanos que han existido en la historia para formular explicaciones sobre los fenómenos culturales y sociales que estuvieron detrás de esos restos materiales[3].
La ex fábrica de San Bruno es muestra de un pasado industrial que se circunscribió en el marco de una época (siglo XIX) donde existió un profundo cambio en la sociedad mexicana: el sistemático abandono del viejo modelo de producción impuesto en la Nueva España (haciendas, trapiches, obrajes y molinos) y el acogimiento de la mecanización de los bienes de producción a través de nuevos espacios para éstos (fábricas), la creación de una nueva clase social (la obrera) y un nuevo reacomodo de éste incipiente contexto industrial en la sociedad mexicana. 

La Arqueología Industrial

Las ideas de estudiar los muebles e inmuebles industriales surgieron en el mismo siglo XIX cuando el Varón de Verneith propuso en 1876 hacer el estudio de algunos talleres de soldadura y forja de Francia provenientes de los siglos XVI, XVII y XVIII. Otra propuesta más formal de estudio de los restos industriales fue planteada por el Arqueólogo e Historiador portugués Francisco de Sousa Vitérbio quien en 1886 acuñó el concepto de Arqueología Industrial al referirse a los restos materiales derivados asociados con la industrialización de una nación[1]
            El concepto de Arqueología + Industria suele ser muy extraño e inclusive “exótico” para muchos arqueólogos porque tradicionalmente al Arqueólogo se le asocia con sitios arqueológicos muy antiguos y abandonados en las montañas, las sierras, las selvas o las planicies costeras. No obstante, siendo la Arqueología una disciplina científica dedicada a analizar y explicar el comportamiento social de un grupo humano a partir del estudio directo y concreto de los restos materiales de éste, las actividades asociadas a la industrialización de una sociedad deben de ser consideradas como un fin académico más de la Arqueología como ciencia social.     
La Arqueología Industrial supone la delimitación de un campo de estudio muy restringido y propio. Al igual que otras ramas de la Arqueología ésta tiene una gama de definiciones que van desde las más simples hasta las más especializas. Por ejemplo, se le ha definido como el estudio de la etapa de desarrollo tecnológico del modo de producción capitalista o como la disciplina encargada de estudiar los restos del pasado productivo, tecnológico y arquitectónico surgido como consecuencia de la Revolución Industrial[2].
En México la Arqueología Industrial tiene como objetivo básico la recolección y conservación de restos arqueológicos que hayan pertenecido a un proceso industrial para documentar y explicar los eventos y procesos industriales a lo largo de la historia del País[3].
En 1980 la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) realizó el primer proyecto de conservación de patrimonio industrial mexicano al restaurar la ex fábrica textil de Metepec y su caserío obrero en Atlixco. Dicho proyecto se llamó “Eco-museo de Metepec” y se hizo merecedor del segundo lugar en el campo de restauración, conservación y difusión de patrimonio arquitectónico que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y que actualmente sirve como el centro vacacional “Metepec” del Instituto Mexicano del Seguro social (IMSS).
Consideraciones finales

La primera época constructiva de la antigua fábrica data del año de 1852, por tanto debe ser catalogada como patrimonio histórico como lo marca claramente la normatividad federal vigente[4] en materia de los bienes culturales de México:

ARTÍCULO 35.- Son monumentos históricos los bienes vinculados con la historia de la nación, a partir del establecimiento de la cultura hispánica en el país, en los términos de la declaratoria respectiva o por determinación de la Ley.
ARTÍCULO 36.- Por determinación de esta Ley son monumentos históricos:
I.- Los inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos; arzobispados, obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualesquiera otros dedicados a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso; así como a la educación y a la enseñanza, a fines asistenciales o benéficos; al servicio y ornato públicos y al uso de las autoridades civiles y militares. Los muebles que se encuentren o se hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras civiles relevantes de carácter privado realizadas de los siglos XVI al XIX inclusive.

Eso y considerando que éste inmueble representa una parte del pasado industrial de Xalapa y la región, es necesario emprender una serie de acciones para evitar su destrucción. Mientras tanto y por su parte, es de suma importancia para la Arqueología Industrial la investigación, conservación y difusión de éste inmueble dado que se trata de la última fábrica textil que dejó de funcionar en la ciudad de Xalapa y constituye un testigo silencioso de múltiples eventos sociales, quizá el más representativo sea la mortal represión que sufrieron los ahora llamados “Obreros Mártires del 28 de Agosto de 1924”.
Los valores históricos e identitarios de muchos vecinos del barrio de San Bruno yacen en su origen -directa o indirectamente- en las naves industriales, los talleres, los almacenes, los patios de servicios y aún en la chimenea de la ex fábrica de San Bruno. Por tanto, claramente es identificable la parte simbólico-valorativa de éste grupo humano hacia un resto material perteneciente a una época.
No obstante, éste patrimonio histórico no debe ser visto como algo aislado de la realidad actual[5], es decir, no debe ser visto únicamente como un monumento histórico. Por el contrario, hay que entenderlo como un elemento de interés público que se debe volver dinámico en la medida que la sociedad se sienta identificada con este según sea por su valoración histórica (devenir), su antigüedad (periodos muy remotos), su magnificencia (elementos extraordinarios que conformar la obra) o monumentalidad (cualidades estéticas, científicas o históricas).         


[1] Represa Fernández, Mª. Francisca y Helguera Quijada, Juan Alberto (1997): “El patrimonio industrial de Castilla y León: iniciativas para su estudio y conservación”, en Revista de Estudios Bercianos, España, pp. 79-104.
[2] Ibíd.  
[3] Litvak King Jaime y María José Rodríguez (2003): “Problemas y perspectivas de la arqueología industrial en México”, en Primer encuentro nacional de arqueología industrial, México, Benemérita Universidad de Puebla.
[4] Instituto Nacional de Antropología e Historia (1972): Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Históricos y Artísticos, México, p. 07
[5] Salazar Peralta, Ana María (s.f.): “Patrimonio, Cultura y Sociedad Civil” en 60 años de la ENAH, Memoria, INAH, México, p. 66.         

 

martes, 4 de noviembre de 2014

Presentación del Libro “El Paciente y su Médico, sida,adicciones y estrés” del Dr. Juan José Flores Rodríguez.

Ignacio Lara Hernández


Todo está listo para la presentación del libro “El Paciente y su Médico, sida, adicciones y estrés” del Dr. Juan José Flores Rodríguez, en el Auditorio del Museo de Antropología de Xalapa, el próximo 7 de noviembre a las 18:00 hrs.

Todos los esfuerzos reciben tarde o temprano su recompensa, este no podría ser la excepción. Es un triunfo que detalla el transcurrir de su vida y su interacción médica con la parte humana de sus pacientes.

Por otra parte, es importante destacar que  el  Dr. Juan José Flores Rodríguez  fue descendiente del Sr. José Rodríguez Fano , quien trabajara en  la fábrica textilera de San Bruno por más de 50 años. Además,   su padre trabajó como médico en la factoría, por lo que el Dr. Juan José Flores Rodríguez siempre fue parte importante de nuestro querido barrio.

Actualmente el Arquitecto Jorge Flores, hijo del Dr. Juan José  lleva de manera coordinada junto con la Asociación de Colonos del Barrio de San Bruno A.C., el proyecto arquitectónico  para el rescate de la exfábrica textilera.

Finalmente, es importante señalar que  el libro del Dr. Juan José Flores Rodríguez representa el esfuerzo de muchas personas, que comprenden que estos proyectos se construyen con la suma de muchas voluntades.


¡TODOS ESTAMOS INVITADOS!